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miércoles, 8 de febrero de 2017

SLAVE I, LA NAVE QUE NO CONOCÍA LA PRISA

Esta historia llega con cierto retraso... empezó a fraguarse hace casi 3 meses y medio, justo un día después de inaugurar La Zancada Metálica, y exactamente el día de mi cumpleaños... aunque ahora que lo pienso, viene de bastante más atrás... porque los cimientos de la historia comenzaron a colocarse allá por el día del padre del pasado año.

Yo nunca había tenido Legos, uno de esos legendarios "juguetes" de la infancia. Ya existían, si, pero lo que aparecía por casa en ocasiones especiales eran sus réplicas, los Tente. Supongo que eran algo más baratos, y permitían construcciones bien resultonas. Conforme fui haciéndome mayor vi como cada vez habían más Lego en los estantes de las jugueterías, y ya cuando el siglo pasado empezaba a tocar a su fin, empezaron con la maravillosa serie de Sets de Star Wars. Sorpresa! Tampoco entonces me lancé por ellos!

El tiempo siguió en su empeño de demostrarme que yo ya no era un niño, y añadió unos sobrinos mellizos al equipo de mi vida. Al hacerse relativamente mayores, Mark, el niño de la pareja, comenzó a montar algunos de esos kits que imitaban de una manera tan simpática y a la vez fiel a las naves, escenarios, y personajes de la saga galáctica. Cuando iba por su casa, no perdía tiempo antes de llevarme a su cuarto para mostrarme sus creaciones. Yo las admiraba, pero tampoco se encendió la chispa del fuego que actualmente me tiene sumergido en un paradisíaco infierno de ladrillos de plástico.


Cuando nació Erik, a poco que pudo empezar a desarrollar cierta motricidad fina, empezó a apilar bloques de peluche, y poco después grandes cubos de construcción, con los cuales parecía mostrar una habilidad especial, que años después compartió con su hermanita Helia. Cuando empezaron a mostrar su interés por esas películas de las que siempre hablaba su padre, también me hicieron notar que una legión de Lego Star Wars se manifestaban en las tiendas de juguetes. Fue entonces cuando comencé a fijarme en ellos con cierto revoloteo en el estómago. El que más me llamaba la atención, era uno en el que aparecía Boba Fett, el infame caza recompensas, en la escena en la que congelan a Han Solo en Carbonita. No era muy caro, así que el malestar de estómago no derivaba en dolor de cartera, pero de todas maneras, allí se quedó, vigilando la obra de arte más cara de la Galaxia (según Jabba The Hutt) sobre una estantería metálica de una juguetería.

Llegó el día del padre, que no solemos celebrar más que con alguna manualidad que los peques elaboran con todo su cariño y otro tanto de su pericia en sus centros escolares, y, oh sorpresa!!! Aquel Lego llegó a mis manos!!! Por su puesto, ese mismo día me decidí a montarlo. Erik insistió en ver como lo hacía. Como ya he dicho, jamás me las había visto con una de estas construcciones, y no sabía ni como serían sus instrucciones, así que padre e hijo nos enfrentamos por primera vez con este reto.

Puede que muchos de vosotros ya estéis familiarizados con los famosos bloques daneses. Para los que no, como era yo, decir que las instrucciones no eran más que dibujos tridimensionales de las diferentes etapas de montaje del kit en cuestión. En cada una de esas fases el dibujo mostraba, de una manera bastante intuitiva, qué piezas y en qué cantidad se necesitaban, y luego el mencionado trazado, en el que básicamente, habías de buscar las diferencias con la fase anterior para saber donde colocar los componentes que tocaban. Erik iba mirando muy atentamente, y me sorprendió cuando, en una etapa en la que no era capaz de encajar bien 2 partes de la construcción, me hizo ver un error que yo había cometido en el montaje. Vi que su capacidad de comprensión espacial era muy superior a la mía, así que lo anoté mentalmente como aliado indispensable para futuros (?) montajes. Finalmente, tras una hora y media, ya teníamos construida la Cámara de Congelación en Carbonita!

Lógicamente aquello no acabó ahí. No tenía intención de hacerme con más Lego, y no por falta de ganas, pero la prudencia económica de mi por aquel entonces recién adquirido estatus de desempleado, se imponía a aquella fiebre que me iba subiendo! Nunca he tenido problemas en tirarme el mismo o más tiempo que los niños mirando en las jugueterías, pero en el caso del que hablo hoy, casi tenían que sacarme ellos de allí! Empecé a aprenderme casi todos los que veía cada vez que hacíamos las obligatorias visitas a tiendas de juguetes en los paseos de los fines de semana, era capaz de notar si faltaba uno, si había uno nuevo... pero sobretodo... la vi a ella...

... Ella se hacía llamar Slave I, y su documento de identidad era 75060. La vi en la estantería más alta del Abacus del pueblo, el lugar reservado a los mayores (y más caros) Lego. Recordáis la cara de Michael Corleone cuando vio a Apollonia paseando por los caminos de Corleone y le cayó encima "el rayo siciliano"?. Pues bien, si hubieseis visto mi mirada al dirigir mis ojos hacia aquella enorme caja y la hubieseis comparado con la del personaje que interpretó Al Pacino, hubieseis visto bien claro que lo suyo era un calentón, y lo mío era AMOR VERDADERO!

La Nave en cuestión, si es que no lo sabéis, es propiedad de Boba Fett, uno de mis personajes favoritos de toda la saga, y no es la típica súper molona, reluciente, sofisticada, estilizada... Es una especie de libélula sucia, oxidada, llena de arañazos, golpeada por mil disparos de blasters, como el casco de su propietario, pero oh... temedla! Conocedor ya como empezaba a ser de los entresijos de Lego, vi que era una de los llamados UCS (Ultimate Collector Series), donde supuestamente los diseñadores de la marca ponen toda la carne en el asador, dando más importancia a crear una maqueta que no un juguete. Recuerdo un día en el que Erik no fue al cole por estar enfermo, y juntos vimos varios videos de YouTube en los cuales revisaban a aquella belleza insólita. Ambos estábamos con la boca abierta. Me dije que algún día sería mía... pero sinceramente, no tenía muchas esperanzas en cumplir aquella auto promesa.

A lo largo de los meses, mi hijo empezó a pedir hacerse con sus propias construcciones estelares, y para su cumpleaños no le cayó uno sino 5, a manos de diferentes familiares, y de nosotros mismos. Uno de ellos tenía un tamaño considerable, y una recomendación de edad muy superior a los 6 añitos que cumplía, pero, coincidiendo con que nació en pleno verano y no tenía obligaciones escolares, dedicamos un rato cada día a ir montando bolsa a bolsa de componentes. La idea inicial era que lo haríamos a medias... una vez montado el primero, tuve que pedir ayudarle ya que era totalmente capaz de hacerlo sólo, así que estuve de asistente, buscándole piezas si él no las encontraba. Fueron unos días muy bonitos, donde disfrutamos como iguales... yo con los colmillos más largos que un dientes de sable, todo hay que decirlo!

Durante todo ese tiempo yo no podía evitar seguir mirando al Slave, allí, imponente, mirándome desde las alturas de las estanterías. Yo seguía viendo videos, leyendo crónicas de construcción y opinión del artefacto... La caja estaba vacía para evitar que alguien tan tentado como yo, y con menos escrúpulos, pudiese hacer de las suyas... En alguna otra tienda de Barcelona la vi también, y pude sopesarla, pero mis visitas de pretendiente hacían ya murmurar a los dependientes de Abacus.

2 semanas antes de mi cumpleaños, después de dejar a los niños en el colegio, pasé por delante del local... no me hacía falta entrar... sabía verla desde 20 metros de distancia, allí fuera, en la calle... pero no! Tuve que entrar!!! No estaba en su sitio!!! Noooooo!!!! No estaba ni en su sitio ni en ningún otro!!!!

No lo creía real... se había ido con otro... En una escena hipotética, era una chica que cada día me encontraba en el ferrocarril, a la que yo miraba, y, de vez en cuando, ella me correspondía con una mirada, y porque no, alguna sonrisa. Yo me quería armar de valor, y dejaba pasar las semanas, y los meses, esperando reunir el coraje suficiente e invitarla a tomar algo más que el mismo trayecto ferroviario... hasta que un día dejó de tomar el ferrocarril... y mi mayor temor era verla un día de la mano de otro tipo...

Llegó mi aniversario, una celebración que, cada año, disfruto más. Tras una celebración en familia, divertida y entrañable, mi mujer y mis hijos desaparecieron durante un momento... y aparecieron porteando una enorme caja...

Sorpresa!!!

... Aquello no podía ser cierto! Estaba allí! Y no era otra igual... era ella! La misma que había estado admirando durante meses y meses!!! Aquella con la que había imaginado continuar los juegos con los que, durante muchas semanas, les hacía a Erik y a Helia con "obras de teatro" con el Congelador de Carbonita, y meter al mil veces congelado Solo en el compartimento de carga de aquella maravilla de 1996 piezas. Les juré y perjuré que no necesitaba regalos nunca más en mi vida!

Mi cara no era de felicidad absoluta... lo eran mi cara, mis manos, mi cuerpo entero! Me entregaron un sobre con una nota en los que me explicaban el porqué de ese regalo. La felicidad no era por lo material, era todo lo que significaba, y además en un año que fue muy, muy duro para mí, lleno de golpes que ya he explicado en diferentes entradas. Sin duda puedo decir que fue el mejor y mayor regalo de mi vida, y repito, por lo que es en si, y sobretodo por lo que representa. No es el Lego más grande, ni el más caro, pero es MI Lego!

Aquella noche estaba tan contento y nervioso como no lo estaba desde niño, no podía dormir pensando en ello! Tuve que levantarme a las 2 de la mañana para abrir la caja y cerciorarme de que contenía todas las bolsas, y debí volver a hacerlo a las 3 para asegurarme de que sabía contar. Y bien... cuando creéis que empecé a ir a los astilleros de Kuat para ensamblar a la astronave de mis sueños? Y cuanto creéis que tardé???

... Tal vez muchos os hayáis equivocado. Me hicieron el regalo un jueves por la noche, y empecé a montarlo el martes de la semana siguiente. Una vez empecé, tardé 2 semanas en hacerlo. Mucho, no? Tuve tiempo, mucho tiempo para poder montarlo. No fueron las obligaciones diarias, ni imprevistos, ni encontrarme mal, ni nada de eso...

Sobre cuando empecé... quería el momento perfecto! No quería engullir la comida al día siguiente, apartar los platos de la mesa a toda prisa, y empezar a construir mezclando piezas pequeñas con migas de pan! Llevaba tanto esperando ese momento, que me daba un poco de miedo enfrentarme!

No os riais!!! Me estoy sincerando con vosotros! Llevo 3 meses haciéndolo, por muchas bromas y metáforas que ponga de por medio! Esperé a un martes, tranquilamente, después de comer. Vacié y limpié la mesa, me lavé las manos escrupulosamente, pues iba a trabajar con material selecto, y comencé con un proceso que supongo much@s verán como una especie de trastorno obsesivo/compulsivo. Hice fotos de la caja antes de abrir para proceder al montaje, de las instrucciones con la primera página de la fase que iba a empezar junto a la bolsa correspondiente, y, una vez acabada, ponía la parte construída en el mueble del comedor, simulando que estaba siendo montada y/o custodiada por diferentes personajes Lego Star Wars. Al día siguiente, si es que me apetecía seguir montando (realmente sólo me salté una jornada), repetía el proceso con la siguiente bolsa de las 13 fases del montaje.

Diferentes escuadrones de Storm Troopers vigilan el montaje. El mismo Darth Vader acudió para ver los progresos.

Como disfruté de todo ello! No tenía ninguna prisa! Todo era un placer, un placer puro, como el de un niño. Ponía todo el cuidado que podía en todo lo que hacía. Le mostraba nervioso mi trabajo diario a Vanesa y a los niños. Erik me aconsejaba de poner tal o cual figurita vigilando aquí o allá, me quería ayudar con las fotos... Sólo un día me dio por montar 2 bolsas, y fue un fracaso, rompiendo un poco aquella magia, y obligándome casi a repetir una entera por un pequeño error de colocación de un minúsculo ladrillo, de lo cual me di cuenta una vez acabada una de las alas del Slave I.

Boba y su primo no le quitan ojo al montaje.

Ultimando los últimos pasos de la construcción

Esos días recordaba una cosa de todas las crónicas que leí sobre ese Lego... Las X horas que había tardado cada usuario en ensamblarla. Unos hablaban de 5 horas y media, otros de 4, otros de 7... y pensé? Y qué??? Trataban de batir algún record? Que importancia tenía? A mí me servía de orientación de cara a pensar en el tamaño del trabajo a realizar, pero en muchos casos se hablaba de ello del mismo modo en el que muchos Runners publican sus tiempos en Facebook! Incluso en algunos foros unos fans de Lego fardaban ante otros sobre cuanto menos habían tardado ellos!

Éste pensamiento da para mucho, para otra entrada enterita! Porqué quemar a toda prisa las cosas buenas? Yo no estoy diciendo que, por mi sentido romántico de la historia, me deleité y olvidé el reloj. Si me lo hubiese propuesto, no creo que hubiese tardado ni mucho menos esas salvajadas que decían! No soy ningún experto, ni especialmente hábil! Pero no se trata de eso...

Recepción en la Estrella de la Muerte.

... se me ocurren distintos ejemplos... Es como si estuviésemos ciegamente enamorados de una persona, trabajásemos su atención, y luego su cariño, durante meses, y en cuanto aceptase nuestro amor, le rasgásemos la ropa y le arrojásemos al catre como un adolescente atiborrado de viagra! Como si tras una prolongada afición al mundo del vino, hiciésemos un curso de enología, otro de Somelier, estudiásemos historia de los caldos, consiguiésemos una botella de aquel gran reserva tan deseado, a un precio indecente, la abriésemos con los dientes y nos la endiñásemos a morro para acabar con un sonoro eructo! Tenemos la manía de ir a toda prisa con todo lo que hacemos, sea impuesto o no! En lo impuesto, en lo obligado, como las obligaciones laborales, los imprevistos... no queda otro remedio... pero porqué lo seguimos haciendo con otras cosas que no lo requieren??? Voy a parar porque al final voy a hacer 2 post en 1!!!

Volvemos a los cielos de Ciudad Nube... Una vez acabé la nave, incluido su soporte de montaje, pasó a ocupar un lugar de honor en la sala de estar, donde sigue siendo mimada y recolocada semanalmente, y, claro que si, usada para jugar con Erik, simular escenas de las películas, crear nuevas que provocarían el infarto de George Lucas... Erik sigue ampliando su colección, y yo también me he hecho con alguna otra cosa... pero el Slave I será y seguirá siendo la joya de mi corona. Ni más grandes, ni más caros, ni el Halcón Milenario UCS del 2007 (10179).

Mi primer Lego (izquierda) junto al mayor. El Slave I finalizado, con formación Imperial y Rebelde.

A volar!


Aquella felicidad que me vino encajada el 27 de octubre del 2016 no se diluirá nunca del todo. Está concentrada en 1996 pequeñas porciones y en 60 kilos de carne y hueso. Os confesaré un secreto! Vanesa me dijo que hacía mucho, mucho tiempo, que no me veía así de contento. Desde que nos casamos, y en el nacimiento de nuestros 2 hijos... y que como llevaba mucho tiempo malhumorado, triste... iba a decir una palabra mágica para alegrarme: Boba Fett! Vaya si funcionó! Era decirme la palabra y quedárseme pequeña la cara para albergar mi sonrisa, imaginándome como el mercenario mandaloriano subiendo a su transporte. Aun la sigue usando... creéis que sigue funcionando?

Ya en pleno funcionamiento, cargando un Tupper de mi madre.

pd: Vanesa, nunca te agradeceré lo suficiente muchas cosas, entre ellas el haberme regalado ésta pequeña historia de amor que aquí cuento, dentro de la gran historia de amor que es mi vida contigo.

2 comentarios:

  1. Entiendo bastante bien tus sentimientos, creo, con respecto a la ilusión que te hizo ese fantástico regalo y, sobre todo, en lo que cuentas de como hay gente que trata de apurar cuanto antes las cosas buenas... Yo, por ejemplo, cuando la gente se echa para atrás porque un libro es muy largo no lo entiendo: si el libro me gusta, cuanto más me dure mejor!!! Y, por cierto, ahora estoy releyendo de una vez La Torre Oscura de Stephen King y me voy a permitir recomendarte que te enfrasques en esa tremenda historia de siete volúmenes escritos a lo largo de 30 años... Imagínate que yo empecé a leer los primeros dos tomos en los años 80 y acabé con el último cuando se publicó en 2004... Creo que ibas a disfrutar tanto como yo Hermano!!
    Bueno, y en cuanto a los Lego, yo también tuve mis Tente y mis Exin Castillos, pero nunca me aficioné a este juego de construcción, pero tengo un sobrino que ahora tiene 5 años que se los hace con una facilidad pasmosa: además es un trasto y el Lego es lo único que lo mantiene quieto y concentrado más de media hora seguida jejjeje
    Pues nada, ya nos irás mostrando nuevas construcciones y, por supuesto, os deseo que os divirtáis mucho creándolas y jugando con ellas!!
    Wassail!!!

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  2. Alex, justo el tema de la lectura es otro de los grandes perjudicados por las prisas... como dijeron en algunos comentarios de tu blog... la gente ahora lee tweets, y sobre la música, ya comentasteis que ya no se escuchan discos sino canciones... Un abrazo!!!

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