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miércoles, 22 de marzo de 2017

EL PODER DE LA SÍNTESIS

Hoy si. Hoy lo necesito! Hoy requiero de ese poder del cual disfrutan muchos afortunados! El de la síntesis!

No tengo mucho tiempo para escribir, ni tampoco pude avanzar nada ayer debido a unos problemas inesperados, así que dispongo de una cuarta parte del espacio que, normalmente, estaba dedicando a mis relatos... de hecho, ya lo estoy gastando con la introducción!

Pensando justo en eso, en el poco tiempo del que dispongo hoy para mi entrada semanal, recordé a dos personajes que se mostraron como auténticos campeones olímpicos del resumen y del minimalismo. Esos si que eran grandes de verdad! Ni si quiera eran conscientes de como estaban resumiendo tanto con tan poco! Venga Alberto! Sintetiza!!!


Debería sintetizar mis relatos y condensarlos en una píldora?


Campeón número 1: Hace ya unos 18 años, cuando logré cambiar el conformado de tubos de plástico para vehículos por el papeleo y gestiones asociadas al mismo, tuve la suerte de compartir espacio con un auténtico tipo duro. Se trataba del cronometrador de la empresa. No! No es que se organizasen carreras entre operarios y él fuese el encargado del reloj! Su función era la de averiguar cuantas piezas se podía fabricar en 1 hora para cada máquina de la fábrica. Era una labor nada popular, pues siempre que ibas dejándote los dedos para llegar a la producción requerida, recordabas su visita reloj esférico en mano... y también te acordabas de sus ancestros!

Efectivamente, no tenía un puesto que la gente se disputase, y él se montó una auténtica armadura a medida para evadirse de las miradas hirientes cada vez que paseaba entre los utillajes. Era uno de los veteranos de la empresa. Un auténtico guerrero old-school! Cuando he dicho lo del reloj esférico no estaba bromeando. Cronometraba con un verdadero cronógrafo de bolsillo. No era muy amigo de las nuevas tecnologías. Era tal su fobia por ellas que años atrás, cuando empezaron a sustituir las máquinas de escribir por ordenadores, él compró la que usaba habitualmente a la empresa para seguir usándola. Al igual que odiaba las nuevas maneras y herramientas para trabajar, profesaba una desconfianza visceral hacia los nuevos de oficina... y yo era el novato del lugar!

Empecé con buen pie con él, pero ese apéndice sufrió una amputación radical un día en el que, por un malentendido, creyó que yo junto con otro "jovencito" al que profesaba un odio manifiesto, nos estábamos burlando de él. Empezó a machacarme verbalmente todo lo que podía, y condimentaba todo su menú de frases hacia mi persona con la más selecta de las bilis. Durante meses no dejaba pasar una, y si esa una no existía, pues tampoco la dejaba en paz. Yo sabía que de nada servía enfrentarse a él con sus mismas armas, así que procedía a hablarle con toda la amabilidad que podía. En mi fuero interno deseaba que aquello se tranquilizase, pues era una situación insoportable, y de no ceder él, yo tenía poco que hacer ante una estructura empresarial que blindaba a los "viejos".

Un día necesitaba de unos informes que sólo él podía proporcionarme. Se los pedí y procedió a dármelos, sin mediar palabra. Cuando me los alcanzó le dije sinceramente: "Muchas gracias". A lo que él respondió sin tan siquiera girarse para mirarme a la cara: "De gracias nada... es mi trabajo".

Impresionante! Mejor no se podía decir! No podía soltar "de gracias nada, soy un borde redomado. Si por mi fuese el único papel que te iba a dar era el de un despido fulminante y sin finiquito que valga. Como soy un profesional como la copa de un pino, no como tú, niñato, te voy a dar lo que me suplicas, pero que te quede bien clarito que ni lo hago por amabilidad, ni por educación, ni por hacerte un favor, ni por NA DA DE NA DA!. Y vete con los putos informes antes de que me lo piense". Ala, con un "de gracias nada, es mi trabajo" lo dijo todo y más, y de paso, propinó un gancho de izquierda imaginario al hígado de mi orgullo! Eso... ESO es síntesis!!!

No acabaré el relato del campeón número uno sin decir que yo contesté realmente afectado: "Muy bien... yo sólo quería ser amable". Y creedme que en su rostro vi dibujado un lejano arrepentimiento. Supongo que se le desbordó la antipatía y él mismo se dio cuenta, y, a partir de ese día, poco a poco para que no se notase demasiado, retomó los buenos modos de antaño, hasta acabar siendo uno de mis mejores compañeros durante todo el tiempo en el que trabajé allí. Pero una cosa no quita la otra, y esa medalla de oro no se la arrebata nadie!

Campeón número 2: Con éste no puedo enrollarme tanto, pues ni le conocía, ni le conocí más de lo que contaré, ni creo que tuviese inquietud por indagar en su vida.

Casualmente, más o menos por la misma época en la que el cronometrador de mi antigua empresa se subiese a lo más alto del pódium, acudí a una joyería/relojería de mi antiguo barrio, donde hacía poco me había comprado un bonito reloj (quien sabe si inspirado por los crono gráficos acontecimientos ya relatados). La correa del mismo me iba un poco grande, así que fui al establecimiento para que me la ajustasen. El local estaba atendido por 2 jóvenes cuya belleza y amabilidad iban de la mano, con lo que solicitar todo tipo de arreglos no era impedimento para mi tímida persona. Estaba explicándole a una de ellas el problema con la correa del reloj cuando él entró en la tienda.

Era un tipo que por apariencia rondaría la cincuentena (joder... que yo no ando tan lejos!). Tenía el aspecto de no ser un hombre agradable. Llevaba una camisa mal metida en unos pantalones de tela que clamaban por un lavado, pero lo justo para no pasar por un indigente, si no más bien por un descuidado. Su cara era muchas cosas menos amistosa. Miraba agitadamente de un lado a otro, como buscando algo, y una sonrisa invertida estaba marcada en su boca. Parecía nervioso por ser atendido, y contagió su estado a las personas que ya estábamos en la joyería, es decir, a una de las dependientas y a mi. La otra chica no aparecía, y aquel hombre no dejaba de irradiar impaciencia. Iba emitiendo gorgoteos desagradables, y en un par de ocasiones le pillé acomodando a sus "gemelos" con una disimulada mano metida en el bolsillo. No! Definitivamente, no le invitaría a un café... Le dije a la chica que como lo mío iba a tardar, le atendiese a él que, tal vez, era algo rápido. Ella me lo agradeció con una sonrisa y se dirigió a mi canoso amigo, que estaba rascándose la cabeza como si su cuero cabelludo le pidiese cuentas por 2 semanas sin ducharse. Atentos que va!

La dependienta, sin perder nada de la amabilidad que le caracterizaba dijo "Buenas tardes, en qué puedo ayudarle?" El tipo dijo "Reloj". Si, no le puso ni el UN. Reloj... para qué más?! Pero ahí no está su record, aunque apuntaba maneras!... La chica prosiguió "Bien... un reloj. Para caballero?" A lo que el recordman de la síntesis respondió con cara airada "No... para mi".

Aquello parecía un chiste de Eugenio, pero no! Qué verdad tan grande! Realmente el reloj no iba a ser para un caballero, al menos en el sentido clásico de la palabra! Bueno... qué digo clásico! En ningún sentido aquel tipo podía ser calificado así! Pero aquel hombre estaba diciendo mucho más!!! En realidad lo que contaba era "a ver niña... como que para Caballero... si te lo estoy pidiendo yo, será que es para mi, no??? Te parezco el tipo de hombre que compra un reloj para otro tío? Estás diciendo que le quiero hacer un regalo a otro hombre??? Me estás llamando Maricón!!!??? Joder... saca el reloj de una puta vez!!! Caballero dice... pues a ver si voy a dejar de serlo!!!"...

Al escuchar aquello y ver la cara de mosqueo que se le puso al "Caballero" me empecé a reir, y tuve que aguantar mis carcajadas como buenamente pude. La otra dependienta salió al fin de la trastienda y tuve que decirle que ya pasaría más tarde, dejando mi reloj a su suerte y esperando que me recordasen cuando pasase al cabo de un rato.

Es curioso... como yo necesito escribir tanto para contar tan poco, y otros afortunados de la prosa hablada son capaces de tanta condensación? Las 2 frases que han inspirado la entrada de hoy están tan comprimidas de significado, tienen tal peso literario/molecular que si sus sílabas entrasen en una reacción en cadena tendrían que hacer una nueva clasificación en la escala de potencia nuclear! Yo, aunque hoy sea una excepción, seguiré dando más peso al número de letras tecleadas que al de significado adjunto... no sea que un día sintetice demasiado y el texto me estalle en la cara.

6 comentarios:

  1. Creo que dicen que los posts no deben pasar de 300 palabras, pero los tuyos son muy entretenidos aunque tengan más de las 300. En la fábrica donde yo trabajé, también teníamos un cronometrador, pero era joven y fan de los ramones y amante del rock, así que hicimos buenas migas, pero he de reconocer que con otros compañeros se pasaba bastante. En fin, para gustos colores y HDP hay en todos los sitios. ¿Qué le vamos a hacer?. Un placer volverte a leer. Saludos metaleros de un heavy calvo.

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    1. Rafael, gracias por tu comentario sobre mis textos! Me alegro de que no te parezcan largos! Por más que lo intentase, no lo lograría, aunque el que nos ocupa fue resultón en ese sentido! Si... en todos sitios hay de todo! Como dije, aquel hombre luego me demostró mucho más que otros "compañeros". Un abrazo!

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  2. Hola!
    Ya sé que no tengo perdón, me he perdido muchas de tus entradas, algunas las he leído en diagonal, no como se lo merecen. Y aunque suene a tópico, es verdad: no he tenido mucho tiempo. Y no es que haya estado liada con cosas de interés...
    Me pasa como a ti: admiro a las personas que pueden decir tanto con tan pocas palabras, porque yo no tengo esa capacidad. Si me pongo a escribir suelo recrearme con las palabras, buscando las más precisas para expresar lo que quiero. Siempre me queda algo largo... Por otro lado, me gusta también que alguien disfrute usando las palabras y dedique tiempo a expresar lo que quiere. Seamos generosos/as!
    Tus textos siempre demuestran, además, que eres un gran observador. Miras casi con lupa los comportamientos humanos... Y eso es condición "sine quan non" para ser buen escritor, en mi opinión.
    Te seguiré leyendo.
    Un abrazo!

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    1. Dona Invisible, te echaba de menos! Es una alegría recibir comentarios tuyos de vez en cuando, y más si son así de buenos! Coñas que haga aparte de lo que me enrollo, realmente me gusta hacerlo, y de las lecturas que más disfruto son de esas que nunca deseas que acaben. Está el riesgo de escribir mucho y que sea un tostón, pero quien no se arriesga... Un abrazo!

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  3. Muy buenos los dos ejemplos de cómo sintetizar la información y dejar que la imaginación del interlocutor haga el resto Hermano!! El del reloj me ha parecido especialmente bueno jajjaja
    Con tus textos me pasa que disfruto mucho del viaje, además de las conclusiones, vamos lo que suele decirse que es un placer de de leer, así que yo no te echaría en cara nunca que fueras 'sintético', ni en el fondo ni, Thor no lo quiera, en la forma!!
    Disfruto un montón leyendo tus textos y, al igual que un buen libro, cuanto más largo sea mejor, por eso me los reservo para leerlos con calma y sin prisas, así puedo degustarlos a mis anchas.
    Un abrazo!!! Wassail!!!

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  4. Hermano, no sabes como me alegran tus palabras! Seguiré con el placentero esfuerzo de escribir mientras que hayan lectores como tú a los que pueda gustar! Muchas gracias!!!

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