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miércoles, 31 de mayo de 2017

SI TE SIRVE DE CONSUELO... YO TAMBIÉN VI LOS CABALLOS (RE-PUBLICADA)

NOTA: Muchas gracias a Raúl Garrido Vargas por ayudarme a recuperar la entrada que había desaparecido del Blog!

miércoles, 26 de abril de 2017


Si uso el Blog a modo de psicoanálisis está clara una cosa: La música es sin duda lo más importante en mi vida. Decía la semana pasada que no pretendía convertir a La Zancada Metálica en un lugar de reseñas musicales, pero lo disimulo bien, no os parece?

Hoy voy a volver a la época de Death Silence, y a uno de los conciertos más memorables que hicimos, no tanto por interpretación (que no se nos dio mal), si no por el montón de anécdotas que sucedieron desde que salimos de los locales de Bellvitge hasta que regresamos 3 días después.

Durante nuestro escaso pero intenso periodo de vida como banda de Death Metal, uno de los momentos emblemáticos fue cuando fuimos llamados para tocar en un festival de música en Vigo, concretamente, en la doceava edición del Musical de Música Emerxente Revoltallo. El evento duraba varios días y una de las jornadas estaba dedicada al metal extremo. Allá que fuimos a intentar dejar alto el pabellón! Tocaríamos entre otros con Callenish Circle, y nos íbamos a encontrar con venta de camisetas en las que aparecía hasta nuestro logo!!! Casualidad? La llevo puesta justo ahora!

En el viaje de ida, debido a la distancia, y a fin de llegar lo más en forma posible a desgranar nuestro repertorio, hicimos parada técnica en el Leonés pueblo de Mozóndiga, lugar donde Mireia, la novia de nuestro segundo bajista, Pablo, tenía casa. Según la web del propio pueblo, 330 personas se distribuyen a lo largo y ancho de sus límites territoriales, y, no sé si 330, pero todos los que durante aquel día de estancia se cruzaron con nosotros, no dejaron ni un segundo de mirarnos con recelo, con ese descaro que sólo tienen los niños muy pequeños... y los lugareños, claro! Tal vez sospechaban algo... posiblemente presagiaban que el nombre de una de sus calles, más castrense y dictatorial imposible, iba a desaparecer en breve para mayor gloria del R.C.D. Espanyol, ya que debido a una apuesta cuyos términos no desvelaré aquí, Emilio Cañas, nuestro enorme vocalista, tuvo que hacerse socio del club de fútbol mencionado (tampoco hubo que insistirle mucho... no creáis que es culé!). Casi olvidaba mencionar que antes de pernoctar en Mozóndiga, pasamos por León Capital, donde visitamos a mi buena amiga Laura, que nos hizo de Cicerone dándonos a conocer las tapas gratis que acompañaban al vino de la zona, y donde pudimos contemplar atónitos como Emilio ligaba sin pretenderlo con una camarera llamada Emilia! No hace falta decir que no encontré a mi Alberta en ese viaje.

Bien descansados, nos dirigimos a nuestro destino: El Monte Do Pazos. Si, suena tan épico como el Monte del Destino, y realmente allí encontraríamos a nuestro sino en forma de camarero, pero vayamos por partes...

Nuestro contacto en el lugar era un joven Heavy que respondía al nombre de Quintas. Aun no sé si era su apellido, su nombre real, o un apodo muy apropiado para el clásico acorde de heavy/punk. Se apellidaría Síncopas el encargado de gestionar el día del Jazz? Nunca lo sabremos. Entrando en Vigo nos dimos cuenta de que las buenas indicaciones que amablemente nos había enviado días atrás, o bien no eran tan buenas, o nosotros éramos unos pésimos intérpretes de mapas. Decidimos ser resolutivos y como íbamos sobrados de personal, uno de nosotros se encargaría de llamarle mientras Jose, el Batería, seguía pisando el acelerador de la Vito. Yo, que ya tenía ganada la fama de diplomático tras los incidentes del Carretera 13, fui el encargado de establecer la conexión.

Quintas me recibió amablemente. Le expliqué la situación de pérdida a lo que él me tranquilizó, diciéndome que no había problema alguno. Él conocía el lugar como la palma de su mano, y me animó a describirle por donde íbamos para luego, indicarnos sin dudar el camino correcto. Intentad explicar a alguien un paraje totalmente desconocido mientras el vehículo no para de moverse... Empecé a decirle que si un concesionario de coches aquí, otro allá, otro más aun! Que si ahora entrábamos en una parte más de ciudad... La mente de Quintas comenzaba a desafinar con mis explicaciones, pero su tono de voz pausado y tranquilo inspiraba confianza. Ya andábamos bien metidos en el casco urbano, empezamos a subir una larga cuesta, y allá, en lo alto de la misma, como la boca en erupción del Monte del Destino, la vi!

Ahora ya seguro que iríamos bien! Ante mi tenía un punto que seguro no tenía parangón ni duda que crearle a mi amigo de acorde apellido a fin de que nos guiase a través de lo que ya se nos antojaba como la meseta de Gorgoroth! Era una estatua... Una estatua enorme!!!


Representaba a unos caballos que, en espiral, y como por arte de magia, galopaban hacia el cielo. La escultura era realmente bonita, y, aunque sólo fuese por su tamaño, Quintas sabría situarla y donde nos encontrábamos!!! Yo, aliviado a la par que extasiado por la equina visión, auditivamente exaltado le dije: "Ya está!!! Mira Quintas!!! Acabamos de subir una cuesta y hay una estatua enorme con unos caballos!!!!!!!!" ... Su respuesta: "............................................................................................................................................................". No! No me he quedado con el dedo enganchado! Lo que quiero escenificar fue el silencio sepulcral que se hizo al otro lado del invisible hilo telefónico... No podía ser! Encuentro la piedra Roseta de la orientación y se corta la comunicación??? Me alejé el teléfono de la oreja esperando ver en la pantalla del Ericsson T10 el mensaje de Comunicación Interrumpida... pero no fue así... El cronómetro indicaba que la llamada seguía su curso, así que acerqué el terminal a la boca y dije "Quintas? Estás ahí?". Tras unos segundos de perturbadora ausencia de sonido, volví a escuchar su voz. Ya no era animosa, ni amable... era más bien triste, y dijo, como hablando a otra persona en un (nuestro) funeral: "Oh, no... ya vieron los caballos...".

Era tal la gravedad de su afirmación que estuve a punto de gritarle a Jose que frenase en seco! Qué pasaba? Aquella subida acababa en el fin del mundo y nos precipitaríamos al abismo al cual se asomaba la estatua ecuestre? Yo que estaba tan contento... Unos segundos antes me sentía como si los protagonistas de El Proyecto de la Bruja de Blair hubiesen encontrado el mapa y "tospacasa", y de repente, ante aquel "ya vieron los caballos" salté a la escena en la que se encuentran al cámara mirando al rincón! No había escuchado un sonido tan frío desde la música introductoria de Storm of the Light's Bane! Transcurrido un tiempo que se me antojó una eternidad, Quintas volvió a repetir la frase.

Joder... debíamos estar realmente mal! Ni siquiera me hablaba a mi! Si! Seguro que pasaba como en las películas! Debíamos estar ya muertos sin saberlo! En cualquier momento nos giraríamos y veríamos a la furgoneta estampada contra uno de los purasangres y nuestros propios cuerpos montando, ya sin vida, al resto de la caballería. Estaba a punto de colgar y dar el pésame al resto del grupo cuando el guía volvió a hablar. No era para tanto! Lo que pasaba es que estábamos realmente lejos de donde él nos situaba en su funeraria mente. Trató de sobreponerse mientras mi corazón volvía a latir, y empezó a intentar orientarme, ya dejando a nuestra espalda a los caballos sin jinetes del apocalipsis... Me volvía a dar indicaciones pero, de vez en cuando, su tono de voz volvía a bajar y repetía a un interlocutor desconocido "ya vieron los caballos...". Aquí debía haber gato encerrado! Seguro que la niña de la curva había sido amazona cuando su pulso existía, y Quintas lo sabía! Finalmente, saliendo de nuestra propia fosa, llegamos a otro lugar de referencia, y ya sin más indicaciones telefónicas, a nuestro destino.

Ni podéis imaginar lo que, una vez solucionado el percal, nos llegamos a reír con lo de los Caballos de bronce, pero os garantizo que en aquellos interminables segundos me creí el personaje de un guion de Shyamalan...

Ya hablé de ello anteriormente... como envidio a la gente que con unas pocas palabras son capaces de decir tanto... Un cronometrador enfadado en una fábrica, un aspirante a portador de reloj en una joyería... y en el capítulo de hoy, un joven Heavy que, tratando de llevar a uno de sus grupos de metal extremo al escenario, casi los conduce a algún infierno herrado.

... y como no soy yo uno de esos afortunados sintetizadores, voy a dar por acabada la entrada de hoy. Os hablé de muchas anécdotas de este viaje, y no os mentí cuando lo dije, pero voy a tener que dejarlo para un futuro... si es que no me vuelvo a topar con un monumento de 18 metros de altura y 40 toneladas de peso.

pd: La Zancada Metálica cumple hoy 6 meses haciéndome de psicólogo y atormentando a la vista de un pequeño pero fiel grupo de lectores. Es por ello que, de todo corazón, os doy las gracias y pido disculpas a la vez. En breve os informo de algún evento para celebrarlo!

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