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miércoles, 14 de febrero de 2018

PERDONE SEÑOR SUPERHÉROE... SE LE ESTÁ CAYENDO LA MÁSCARA...

Hace muchos, muchos años que me gustan los cómics y, como tantas cosas en mi vida, es una afición que aun teniéndola no practico. En la adolescencia mi hermano se lanzó a devorar novelas gráficas (como hay que decir hoy en día) con más hambre que los perros de Ramsay Bolton. Sus finanzas no podían sostener las cantidades ingentes de papel coloreado que entraban cada día por la puerta así que urdió la estrategia de inocularme el veneno para que yo aportase mi grano de arena a la colección. No llegué a su nivel, que es todo un modo de vida, pero tuve mis momentos álgidos. Una de las colecciones de las cuales me encargué fue Batman.



Si! Dices Cómic y la gente contesta Superman (salvo algún Snob que jure que sólo lee borradores desechados de Allan Moore los cuales escribió hasta arriba de porros cuando tenía 13 años). Yo siempre preferí al hombre murciélago porque, como leí una vez a Stephen King, Superman llegaba, daba un soplido y arreglaba lo que fuese, mientras que Batman se lo tenía que currar... y lo más importante: Las cosas que hacía Bruce Wayne con la máscara puesta, aun improbables, eran posibles!

Durante mi vida tuve algunos casos puntuales como justiciero. Meros flashes... como algunas paradas imposibles cuando jugaba de Portero, locuras sin ayuda ni vigilancia con la barra de sentadillas en el gimnasio, cuando un grupo de fachillas rehusó pelear todos contra mi en lugar de uno solo contra mi hermano diciendo antes "es que tú estás demasiado cachas..." (si me viesen ahora se atocinaban entre ellos para ver quien me metía!)... durante algunos minutos con una guitarra eléctrica colgada... Pero mi verdadero momento llegó contando 38 años, con el nacimiento de mi primer hijo.

Ahí ya estaba seguro! Me había ganado el carnet de superhéroe de verdad! Porqué? Pues porque como bien sabéis, todo padre y madre lo es para sus pequeños. Yo, sabedor de ello, juré por la liga de las Sombras que sería el Héroe que mis hijos necesitasen hasta que pudiesen valerse por si mismos. También sabía que ese carnet tenía fecha de caducidad, pero al igual que un Replicante, ese día de traspaso era un misterio... Todos hemos comentado como un padre o una madre pasan de saberlo todo, cantar como nadie, ser el más listo... a ser un pesado que sólo tiene por propósito joderle la vida, controlarse, y además dejarle en ridículo delante de sus amigos... Pero bueno... faltaban muchos años!


Así lucía yo desde los 38 años hasta... (fuente imagen nedreactor.com)

Pues bien... ayer, como Nexus 6 tras entrevistarse con su creador, vi clara que mi fecha de caducidad en el club de la capa y el antifaz estaba mucho más cerca de lo que pensaba. 

Mis hijos, en pleno acelerón que siempre da su organismo justo antes de ir a dormir, vinieron a darme un abrazo de buenas noches. Erik encabezó la expedición y se abalanzó contra mi mientras me agarraba por las costillas y se colgaba como si él pesase 5 kilos y yo tuviese la fuerza de los 20 años. En ese momento vi que también tenía mucho de Superman... ya que noté la Kryptonita hincándose en mi ingle, justo donde me operaron hace año y medio... esa kryptonita que tiene a bien atizarme con los cambios de tiempo. Tuve que pedirle aceleradamente que me soltase y reprenderle pues "sabía que el Papa no estaba bien"... y era cierto, pues añadimos que fragmentos del planeta natal de Kal-El se alojan en mis riñones desde hace más de 3 décadas y llevan unas semanas mostrando nuevamente su poder... Maldito Superman! No podía haberme cedido su velocidad, el poder de volar... tenía que prestarme lo de la kryptonita de las narices! Menudo héroe él, y menudo héroe yo...

Tuve que ir a rehacerme en el sofá, que dista mucho de ser un lujoso sillón de la mansión Wayne. Mi mujer, viendo al niño afectado por las consecuencias de su fuerza sobrehumana desconocida capaz de tumbar al justiciero de Gotham, le explicó que ya sabía que a veces "el papa tiene pupa"... a lo que él contestó "Jooooo.... que rollo... yo quiero que vuelva el papa de antes...". 

Aquello retumbó como un calibre 50 siendo probado en una galería de tiro cerrada... Me apresuré a preguntarle que si se refería al papa de antes de la operación, y el contestó que "al papa deportista al que no le dolía nada". Le dije que no siempre me dolían cosas, y que yo, aunque a otro nivel, seguía haciendo deporte, y él siguió "no... al Papa que hacía mucho deporte y hacía maratones". Lo hizo con ese tono de niño pequeño que pone cuando con sus 7 años quiere volver a los 3 para pedir algo y que se haga realidad. Le prometí que cuando fuese algo mayor y quisiese hacer una carrera más larga que las que hace en Atletismo, yo me pondría en forma para intentar acompañarle. Pareció quedarse contento... pero yo no... pues vi que mi hijo, con 7 años, ya empezaba a ver que había una persona bajo mi máscara.

Cuando le dije que iba a dejar la competición creí que estaría contento de que pudiese dedicar esas horas de entreno a estar con Helia y con él, pero ya conté en una ocasión que no le hizo gracia, y que manifestó su disconformidad con "tener que ser él el único deportista de la familia". Pensé que se le pasaría y que, como yo quería ayudarle en otras cosas por las cuales manifestaba mucho interés (la guitarra, el ajedrez...), la expiración de mi carnet de superhéroe se vería prorrogada. Tras lo de ayer tuve que reflexionar.



Primera fase de la decadencia del superhéroe... los accesorios del traje ya no disponen del mismo presupuesto... (fuente imagen disfrazmania.com)

Los primeros años como enmascarado son sencillos. Haga lo que haga uno es una maravilla a ojos de los niños, pero ayer noche vi que eso dura mucho menos de lo que pensamos... y no me refiero a sus 7 años. Creo que es algo que viene de antes. En seguida ellos necesitan algo más que ser papá o mamá... han de ver en nosotros actos extraordinarios! Primero esas intervenciones justicieras serán tan sencillas como conducir, ir a trabajar, levantarse en brazos por encima de la cabeza... después se tornarán más exigentes y pedirán que esas acciones sean más llamativas, como que los progenitores sean visiblemente buenos en algo... ya sabéis, algo de lo que fardar con los amigos preescolares! Erik estaba acostumbrado a que cada vez que Papá se iba a una competición volvía con una medalla, y se maravillaba comparando montado en el coche las distancias que recorría marchando por las carreteras... Yo no me daba cuenta de que mi traje cada vez tenía más importancia que mi persona. Él, hasta hace poco, pensaba que mi equipación formaba parte de mí, y lleva ya un tiempo viendo como me la puedo quitar fácilmente... a veces hasta demasiado fácilmente...

No se trata del deporte. Podría ser cualquier otra cosa, pero pronto me veré superado en todo. Para colmo, sus capacidades en algunos campos son demasiado altas. Ya le llevo tiempo diciendo, y es cierto, que ya no puedo enseñarle nada más en ajedrez y que ya mismo él tiene que darme clases a mí... con la guitarra aun tengo margen, pero espera que la motricidad fina que cualquier día le cae encima me deja como guitarrista a la altura del betún.

Segunda fase de caducidad... Intentando ser lo que era y no volveré a ser. (fuente imagen cinemania.es)

Cuando llegue ese día ya cualquier acto de justicia que yo trate de emprender resultará vano ante sus ojos. Para cuando llegue esa fecha será demasiado tarde y, aun sacando fuerzas de flaqueza, equipado con la más alta tecnología de la división de Ingeniería de Industrias Wayne, toparé con la agrupación de villanos más peligrosa a los que un superhéroe ha de enfrentarse: La adolescencia! Suena lejos, eh? También me lo sonaban los 7 años...

"Alfred... ya tienes disfraz para tu nieto... anda, tráeme una copa..." (fuente imagen sensacine.com)

Si... ayer fue sólo un aviso... algo mucho más grave que los chivatazos de compañeros de colegio acerca de "como entran los Reyes Magos en casa"... Me di cuenta de que la máscara empieza a tener fisuras, que pronto tendré que cambiarla por una careta con goma... que el traje de kevlar ya tiene sus años... y que aquellos a los que juré proteger necesitan de la más moderna tecnología.

Sé que cuando la panda de Adolescencia se canse y se vaya de Gotham tal vez escuche eso de que la ciudad ya no necesita a Batman... pero eso también me suena muy, pero que muy lejano.


2 comentarios:

  1. Bueno Hermano, esto es ley de vida... Somos héroes durante unos pocos años y luego pasamos a villanos, para más tarde convertirnos, con un poco de suerte, en unos entrañables ancianitos a los que cuidar jajjaja ¡¡Hay que joderse!! Yo aún estoy en la fase "mejor papá del mundo" y todavía no vislumbro cambios en el horizonte más cercano, pero soy consciente de que ese cambio llegará y, también, de que me sentará como un tiro que mi dulce nenita se convierta en una pre-adolescente insoportable escuchadora de una música todavía más insoportable que no soporta a sus insoportables padres...
    Como siempre, me ha encantado tu escrito, que en esta ocasión, además de la agudeza y humor habituales, también tiene su deje de amargura: no puedo hacer más que compartir tu pena por la llegada de ese inevitable momento en que las máscaras caerán y decirte aquello de "si te sirve de consuelo", todos pasaremos por lo mismo más o menos...
    Un abrazo!!! Wassail!!!

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  2. Alex, gracias como siempre por leer y comentar! Es cierto que esta entrada tenía más de amargo que de dulce, aunque si tuviese que hacer una nota de cata diría "postgusto muy largo"! jejeje! Ya compartiremos como nos va en las fases que están por venir! Un abrazo! Wassail!

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